Sin embargo, el recordar su nacimiento ¿qué provecho nos trae? ¿podríamos acaso pensar que lo hemos encontrado también nosotros? o ¿podríamos consideramos sus amigos? A menos que descubramos que su persona hoy puede ser aún encontrable, el recuerdo de acontecimientos pasados no aporta mucho a nuestro presente. Por otro lado, encontrarlo podría significar reconocerlo como respuesta actual a todos las interrogantes de los seres humanos.
Gracias a quienes lo fueron encontrando y siguiendo a lo largo de estos dos milenios, también yo lo puedo encontrar y seguir hoy. Para cada uno acontece en forma diferente y personal. Conocerlo, reconocerlo y seguirlo, es una experiencia y no una teoría.
Centro Cultural One Way,
diciembre 2017, N.13
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